2/9/08

Uruguay: Caso Saravia o Crimen de La Ternera

Un jurado que falla bajo presión

José Saravia

José Saravia, acaudalado estanciero adherente del Partido Colorado (a su vez hermano del caudillo referente del Partido Nacional, General Aparicio Saravia), fue acusado de ser autor intelectual del homicidio de su esposa en 1929.

El homicidio por encargo de su esposa, sin duda representó el homicidio más difundido del siglo pasado, del que toda la sociedad de la época se cansó de comentar y que fue denominado popularmente como el "Crimen de La Ternera".

La Ternera se llamaba la principal estancia que poseía José y que se encontraba en el Departamento de Treinta y Tres, a unos 250 kilómetros de Montevideo.

El matrimonio de José Saravia y Doña Jacinta Correa no funcionaba bien desde un principio. Al poco tiempo del casamiento se presentaron problemas debido fundamentalmente a la vida amorosa de él con amantes que cedían fácilmente ante su poder. Había tenido algunos hijos naturales y en el momento del crimen convivía sin ocultarse con una mujer cuyo nombre era Rosa Sarli.

Doña Jacinta al tanto de toda la situación vivía gran parte del año en Montevideo, casi con seguridad con la determinación ya tomada de solicitar el divorcio, con la consiguiente separación de bienes, posible clave económica del asunto.

El 28 de abril de 1929 la encuentran muerta en un patio de la casa, mientras José y algunos peones se encontraban realizando tareas de campo. Según el parte policial, estando la señora en el comedor, fue arrastrada a un galpón, donde se la estranguló, abandonando su cuerpo en el patio. No se encontraban motivos para el crimen, pues nada se había robado y la occisa era una persona mayor, bienquerida de todos.

Las pruebas apuntaban en contra de Saravia. Los hermanos Octalivio y Orcilio Silvera, peones de la estancia La Ternera, y la doméstica Martina Silva, confesaron que fueron instigados por José Saravia a cometer el crimen.

Interrogada la sirvienta Martina Silva, expresó que estaba en la cocina cuando llegaron los desconocidos de a caballo, a quienes franqueó la entrada. Pero incurrió en contradicciones y terminó por confesar que el instigador del crimen había sido el propio José Saravia. Según sus declaraciones, primero la indujo a que envenenara a la señora para evitar que se divorciara o separara de bienes, pero como ella no lo hiciera, contrató a dos sicarios, los hermanos Octalivio y Orcilio Silvera sobrinos de Antonio Silvera, uno de sus encargados para que le dieran muerte, aprovechando que el personal se retiraba para la yerra. Detenidos los imputados, confesaron inmediatamente la autoría del crimen, atribuyendo la instigación a Don José Saravia, por la promesa de una paga y a su tío Antonio Silvera por la mediación para el concierto delictivo.

El caso tuvo una enorme cobertura periodística por la notoriedad del principal imputado en el hecho.


El fotógrafo Juan Caruso (a la izquierda) en la cobertura del "crimen de La Ternera" junto al Dr. Raúl Jude (centro)

Asimismo, provocó una fuerte reacción en la opinión pública, mayormente contraria a José Saravia, ya que se le consideraba, de acuerdo a los trascendidos, responsable de la muerte de su esposa.

Don José Saravia desciende de su automóvil para ser conducido a declarar ante la justicia

La defensa de Saravia estuvo a cargo del Dr. Raúl Jude, un letrado de mucha notoriedad y luego ministro del gobierno de Gabriel Terra.

Dr. Raúl Jude

El proceso culminó con la absolución del acusado por parte de un jurado criminal en 1937, fallo que produjo un gran escándalo y extendidas sospechas de soborno o presiones a los miembros del mismo. Los tres jueces de carrera del Tribunal firmaron discordes. Al poco tiempo de quedar viudo y absuelto por la justicia, José Saravia se casó con Rosa Sarli.

Las repercusiones del caso fueron tales, que constituyeron el motivo fundamental de la supresión, a través de la ley Nº 9755, sancionada en enero de 1938, del juicio por jurados, que desde entonces quedó desacreditado para siempre y no ha existido más en el Uruguay.

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