7/12/13

EE.UU.: Caso Michael Morton

El jurado con necesidad de condenar por falta de otro sospechado
 
Michael Morton, víctima del jurado que lo dejó 25 años preso por un delito que no cometió
 
Para Michael Morton, el 12 de agosto de 1986 fue el último día feliz de su vida. Él apenas había cumplido 32 años.
 
Al día siguiente, todo le fue arrebatado. Christine, su esposa, fue atacada y asesinada en su casa en el condado de Williamson, Texas, en las afueras de Austin. Michael Morton estaba en el trabajo en ese momento. Aún así, las autoridades sospecharon de él.
 
“La gente inocente piensa que si sólo dices la verdad entonces no tendrás nada que temer de la policía”, dice ahora Morton. “Si tú te apegas a la verdad, que el sistema funcionará, todo saldrá a la luz, todo estará bien”.
 
En cambio, Morton fue acusado, le arrebataron su hijo, y fue enviado a juicio. El fiscal, hablando al jurado en términos emocionales con lágrimas corriendo por su cara, presentó una imagen de un escenario de depravación sexual, acusando a Morton de golpear a su esposa por rechazar tener sexo en su cumpleaños.
 
“No hubo pruebas científicas, no hubo testigos, no hubo arma asesina, no hubo presentación de un motivo creíble”, dice Morton. “…Yo no podía ver a cualquier persona racional, pensante que diría que eso fuera suficiente para dar un veredicto de culpable”.
 
Pero sin otros sospechosos, el jurado lo declaró culpable. “Todos sentimos una convicción fuerte de que esto era justicia para Christine y que estábamos haciendo lo correcto”, dice Mark Landrum, quien era el presidente del jurado.
 
Morton pasó cerca de 25 años en prisión.
 
Él veía a su hijo Eric únicamente dos veces por año. “Me encantaba verlo, me fascinaba cada movimiento”, dice Morton. Pero Eric “se estaba volviendo más distante”, dice Morton. “Él se estaba volviendo menos mío”.
 
De adolescente, Eric no tenía recuerdos de su padre fuera de prisión. Las cartas que su padre le escribía eran “sólo una ventana a una vida que jamás fue”, dice él. Su padre “apenas existió en mi vida. Yo no tenía recuerdos de él fuera de mis visitas a la prisión”.
 
Eric decidió dejar de visitar. “Yo creo que era vergonzoso para mí pensar que tenía que ir a la prisión a ver a mi papá”.
 
Michael Morton le escribió a Eric diciéndole que tenía que llegar y decírselo en persona. Lo hizo.
 
“Fue otra de esas cosas dolorosas, que te duermen”, dice Morton. “Yo sólo miré a mi cuñada y le dije algo así como, ‘Cuida de mi hijo’”.
 
Eric también cambió su apellido al de los parientes quienes lo criaron.
 
Hace un par de años, un grupo de abogados trabajando en nombre de Morton, pro bono, logró traer a luz la verdad. Morton, no sólo era inocente, sino que además el fiscal, Ken Anderson, fue acusado de retener pruebas cruciales.
 
El niño, Eric, había visto el ataque y le dijo a sus parientes que su papá no estaba en casa en ese momento. Él describió al hombre que lo hizo. Los vecinos habían descripto a un hombre estacionando una camioneta verde detrás de la casa de los Morton y caminar hacía un área boscosa. Un pañuelo manchado con sangre fue encontrado en las cercanías. Ninguna de estas pruebas llegó al juicio.
 
Tomó años de lucha, pero los abogados de Morton finalmente lograron enviar el pañuelo a pruebas de ADN. Éste contenía la sangre y el cabello de Christine Morton y el ADN de otro hombre; Mark Norwood, un criminal convicto.
 
Norwood había dado muerte a Christine Morton. Y como nadie había descubierto esto después de su muerte, él permanecía libre. El dio muerte a otra mujer en el área de Austin, Debra Baker, en circunstancias similares, menos de dos años después, dicen las autoridades.
 
Norwood ahora ha sido condenado por la muerte de Morton, y ha sido procesado en la muerte de Baker.
 
Morton fue puesto en libertad en octubre 2011. Él tenía 57 años. “Le doy gracias a Dios que no fue un caso de pena capital”, dice él.
 
La historia de Morton, contada en un documental de CNN, titulada “Un sueño irreal”, pone en la mira a las condenas erróneas en los Estados Unidos. Más de 2.000 personas con condenas erróneas fueron exoneradas entre el año 1989 y 2012, de acuerdo con los datos recopilados por la Universidad de Michigan Escuela de Derecho.
 
Pero el caso de Morton ha abierto brecha que podría afectar casos a nivel nacional.
 
Nota del Editor: La función del fiscal es presentar prueba y acusar. Pretender que él haga el trabajo del jurado es estúpido. El jurado, ante la absoluta ausencia de toda prueba de cargo debió absolver. Si no lo hizo es porque los jurados populares no están capacitados para juzgar. Más de 2000 condenas erróneas en 12 años habla de una condena errónea cada dos días. Eso es el juicio por jurados que EE.UU. exporta al mundo.
 
 
El Diario
"Prueban inocencia de hombre que pasó 25 preso por asesinar a su esposa"
Por Ana de Salvo
7 de diciembre de 2014

20/5/13

España: Caso Wanninkhof

El jurado influenciado por la prensa

Rocío Wanninkhof, víctima del homicidio
 
Introducción

El caso Wanninkhof es un caso de error jurídico grave que sucedió cuando, en un ambiente de histeria popular creado por los medios de comunicación, Dolores Vázquez Mosquera, sobre la base de ninguna prueba de cargo, fue declarada culpable por un jurado popular de la muerte de Rocío Wanninkhof, quien había sido asesinada en octubre de 1999 cerca de Mijas, provincia de Málaga.


Dolores Vázquez, víctima del jurado

Unos años después se descubrió el error al resolverse otro asesinato posterior, el de la joven Sonia Carabantes, en agosto de 2003 y descubrirse que el ADN del asesino de Sonia Carabantes coincidía con el ADN encontrado en pruebas del caso Wanninkhof.

Desaparición

La tarde del 14 de octubre de 1999 Rocío Wanninkhof, de 19 años, visitó a su novio, Antonio José Jurado, en su domicilio en la cala de Mijas y hacia las 9:30 de la noche salió sola camino de su propia casa que distaba unos 500 metros con intención de ducharse y volver a ver a su novio en la feria de Fuengirola. Tras este hecho desaparece y se le pierde la pista.

En las declaraciones a la Guardia Civil hubo discrepancia en lo que respecta a la vestimenta que llevaba ese día ya que la madre, Alicia Hornos y la hermana, Rosa, declararon que vestía una camiseta blanca con logotipo “Nike” y un pantalón morado elástico mientras que el novio declaró que no llevaba tal camiseta y que nunca la había visto con tal prenda.

Un hombre declaró haberla visto camino de su casa pero la policía no le preguntó por la vestimenta.

A la mañana siguiente Alicia Hornos, su madre, se extrañó por la ausencia de su hija y envió a su otra hija Rosa a la casa de Antonio José Jurado para que preguntara por ella. A su regreso, Rosa, le dice que no se preocupe ya que, aunque Antonio José no fue a la feria porque se quedó dormido, le ha dicho que la vieron en la feria, y era posible que se hubiera quedado a dormir en casa de alguna amiga. Pero nadie comprobó si realmente la habían visto sus amigas o si se había quedado a dormir con alguna.

Con el paso de las horas, Alicia Hornos, intranquila por falta de noticias de su hija, con el fin de despejarse sale a dar un paseo junto con su compañero sentimental Juan Cerrillo. Alicia comentó a Juan que le iba a enseñar unas ruinas que existían adentrándose en un descampado, percatándose ella, a escasos metros, de la existencia de unas zapatillas de deporte que identificó como pertenecientes a su hija, de un pañuelo y de manchas de sangre en el suelo.

Inmediatamente lo pone en conocimiento de la Guardia Civil la cual procede al acotamiento de la zona y se confirma que tanto las zapatillas como los restos de sangre existentes en el suelo y el pañuelo, corresponden a Rocío Wanninkhof.

La investigación afirma en el acto del juicio que las gotas de sangre se inician en la misma calzada a una distancia de 1,10 metros de la acera, formando un reguero que continúa hacia el descampado hasta una zona donde existe un gran charco de sangre donde se desangró. En dicho lugar había huellas de un vehículo que por las características de las mismas podrían corresponder a un modelo pequeño, cuyos neumáticos ya no estaban disponibles en el mercado, estimándose que debían tener una antigüedad de unos 6 años. En dicho vehículo fue muy probablemente donde se trasladó el cuerpo pues las huellas dejadas estaban superpuestas a los restos de sangre y a las dejadas por el arrastramiento del cadáver que en un primer momento se realizó para ocultarlo.

La investigación sitúa los hechos a las 22.00 del día 9/10/99 coincidiendo con la declaración en juicio de un taxista que manifestó que ese día regresaba de dejar a unos clientes en Fuengirola y al llegar a la altura en donde aparecieron los restos de sangre y zapatillas, esquivó a un vehículo todo-terreno que se encontraba parado encima de la acera (contraria al sentido de dicho vehículo) con las luces puestas y que al cruzarse con él pudo oír un enorme "chillido o grito" que le hizo asustarse hasta el punto de subir rápidamente los cristales de las ventanas de su vehículo. A los tres o cuatro días de enterarse de lo que allí había sucedido acudió a la Guardia Civil para manifestar lo que él había visto y oído. Este dato es importante porque sitúa la agresión a Rocío a las 22.00 de dicho día pues según su declaración se fijó en el reloj de su vehículo y marcaba exactamente dicha hora.

El día 17 de octubre de 1999 se organiza en la Cala de Mijas una búsqueda dirigida por la Guardia Civil que distribuyó a los vehículos que acudieron en grupos integrados cada uno de ellos por 6 u 8 coches, entregando a cada una de las personas que iban en los vehículos una pegatina con el número del grupo al que pertenecían. A las pegatinas autoadhesivas se les desprendía su parte posterior y se la colocaba cada persona que participaba. Estas pegatinas fueron hechas por el párroco Sr. Tejero.

Tras más de tres semanas de búsqueda infructuosa, el día 2 de noviembre apareció el cadáver de Rocío, totalmente desnudo, en unos terrenos ubicados entre Marbella y San Pedro de Alcántara, pertenecientes al complejo donde se encuentra el restaurante denominado "El Rodeito". Más tarde se determinó que había sido apuñalada repetidamente. El cadáver estaba en muy mal estado, probablemente por haber sido rociado con líquido inflamable y quemado, por lo que no pudo determinarse si había sido violada.

A poca distancia del cuerpo se encontraron dos bolsas de basura tipo "industrial o comunitaria" de color negro conteniendo entre otros objetos personales dos camisetas, de las cuales una de ellas era de color blanco con el anagrama "Nike", pero no se encontró en dichas bolsas ninguna vestimenta correspondiente a la parte inferior ni tampoco de su ropa interior.

No existe duda en cuanto a que dichas prendas eran las que llevaban Rocío cuando la mataron ya que constan en ellas los desgarros ocasionados por las puñaladas. Según declaración de los investigadores en el acto del juicio, en una de las bolsas que aparecieron junto al cadáver constaba escrito en grandes caracteres el número 8. Según los investigadores estas bolsas fueron unidas entre sí con cinta adhesiva en forma de sudario. Apareció, asimismo, una pegatina de las repartidas por el párroco Sr. Tejero en la búsqueda organizada del día 17 de octubre de 1999. Esto hizo sospechar que quizá el asesino o algún cómplice fueran del círculo de Rocío o de su familia.

El lugar donde fue hallado el cadáver necesariamente debía ser bien conocido por la persona/s que allí lo depositaron ya que el acceso al mismo parte de un camino existente que se inicia perpendicularmente a la carretera, inapreciable para los conductores que no conozcan su situación.

El propietario del citado restaurante "El Rodeito" manifestó que viendo en la televisión la noticia de la aparición del cadáver de Rocío, reconoció a una persona, y que ésta, junto con otra, muy poco tiempo atrás habían mantenido contactos para arrendarle el negocio. Este dato lo puso en conocimiento de los investigadores así como el nombre y teléfono de la persona a la que reconoció en la TV quienes resultaron ser familiares de Rocío. Esto también parecía indicar que el/los culpables podrían estar entre el círculo familiar de Rocío ya que conocían bien esa zona donde fue depositado el cadáver.

Investigación

Durante los primeros días tras la aparición del cadáver la Guardia Civil facilita a los medios de comunicación tres informes diferentes y contradictorios sobre las condiciones en que fue encontrado el cadáver.

Interrogan inicialmente como principal sospechoso al novio de Rocío, Antonio José Jurado. El hecho de haberse quedado dormido en su casa en lugar de haber acudido a la feria de Fuengirola como había acordado, la contradicción respecto a la ropa que vestía Rocío, la circunstancia de la poca altura desde su dormitorio a la calle, etc., le puso en situación muy sospechosa. Durante los interrogatorios negó contundentemente los hechos y afirmó, asimismo, no tener carné de conducir, extremo éste que se comprobó pero, paradójicamente se supo que conducía habitualmente. Fue puesto en libertad sin cargos.

Otra persona sospechosa y sometida a vigilancia fue a María Dolores Vázquez Mosquera, nacida en Betanzos (provincia de La Coruña), profesional de la hostelería, vecina de la Cala de Mijas y ex pareja de Alicia Hornos, la madre de Rocío. La Guardia Civil le intervino su línea telefónica e incluso introdujo en su círculo social una agente femenina, quizá psicóloga, quien posteriormente declararía que Dolores "era fría, calculadora y agresiva".

La Guardia Civil fue reduciendo la lista de sospechosos hasta centrarse en Dolores Vázquez. La propia Alicia Hornos estaba convencida de la culpabilidad de Dolores Vázquez y fue una de las principales instigadoras de la acusación.


Alicia Hornos, madre de Rocío Wanninkhof

Ante la publicidad y alarma social suscitadas por el caso la Guardia Civil aceleraba sus pesquisas y finalmente la detuvo como sospechosa por lo que pasó a prisión preventiva.

Durante varios días se la sometió a largos interrogatorios sin que en ningún momento se "derrumbase". Dolores Vázquez negó una y otra vez haber tenido parte en los hechos declarando que el día 9 de octubre de 1999 estaba al cuidado de su madre y de una hija de su sobrina de dos años y medio. Manifiesta, asimismo, que esa noche realizó algunas llamadas telefónicas desde su domicilio que se podrán acreditar mediante los correspondientes recibos. El Juez declaró que la acusada mantenía una actitud manifiestamente amable diciendo que, cuando se la invitó a realizar un descanso, ella dijo que no era necesario y que, tras un vaso de agua, estaba presta para continuar.

En una rueda de prensa el fiscal y la Guardia Civil declararon que dos fibras correspondientes a la ropa deportiva que Dolores Vázquez vestía habitualmente, habían sido cotejadas con fibras encontradas en el cadáver de Rocío y se correspondían casi en su totalidad. La prueba se había realizado con microscopio por el Instituto de Toxicología. La fiscalía se opuso a la libertad de la acusada aseverando la certeza de la prueba. El juez instructor de Fuengirola D. Román Martín, deniega la libertad provisional solicitada por el abogado defensor de la detenida, Pedro Apalategui.

A partir de ese momento, la opinión pública, alimentada por la prensa y televisión sensacionalistas, ya condenaba a Dolores Vázquez como culpable del asesinato.

Desde el Laboratorio de Investigación Criminalista de la Guardia Civil, se solicitan las fibras para realizar un nuevo análisis ya que, con el efectuado por el Instituto de Toxicología, no hay garantías de fiabilidad. El análisis de ADN definitivo, concluye que las prendas intervenidas no guardan similitud con las encontradas en el cadáver de Rocío Wanninkhof.

El abogado de Dolores Vázquez, Pedro Apalategui, ante la evidencia de todos estos extremos, vuelve a solicitar su libertad provisional pero el Juez Instructor deniega nuevamente la petición.


Dr. Pedro Apalategui

Juicio

El juicio se hizo con un jurado popular y la fiscalía se concentró en descalificar la persona de Dolores Vázquez sin aportar pruebas concluyentes que la inculparan. Se centró en la relación lésbica que la acusada había mantenido en el pasado con la madre de Rocío y en la relación "paternal" que la acusada había tenido hacia Rocío.

Testimonios

Testificó la Guardia Civil para declarar que ninguna de las huellas dactilares encontradas en las bolsas de plástico se correspondía con las de Dolores Vázquez.

También declararon que las fibras encontradas en el cadáver de Rocío no coincidían con fibras de la ropa de la acusada y que la pegatina de los grupos de búsqueda que había aparecido en los alrededores del cadáver no había sido utilizada ya que no estaba despegada del papel protector.

Declararon que el día del crimen Dolores Vázquez no utilizó su coche ni alquiló otro. Por otra parte, el modelo del coche de marca Toyota de la acusada era de tipo deportivo de rueda ancha y no aparecieron ese tipo de huellas ni en lugar de la agresión ni en el de la aparición del cadáver. Es destacable que los neumáticos del vehículo utilizado en el crimen eran muy antiguos y ya no se encontraban disponibles en el mercado, a pesar de lo cual los investigadores barajaron la hipótesis de que Dolores Vázquez hubiera podido alquilar el vehículo para trasladar el cadáver ya que las compañías de alquiler de coches renuevan la flota con mucha frecuencia.

El fiscal del caso, el Dr. Montijano, manifestó que María Dolores, "vive en una zona en donde residen muchos extranjeros y éstos tienen costumbre de dejar las llaves puestas, por lo que pudo coger cualquier coche que su dueño hubiera dejado en tales condiciones".

Begoña Martínez, sobrina de la acusada, que declaró que, el día 9 de octubre de 1999, junto a su marido e hija de dos años y medio se trasladaron, desde su domicilio habitual en Granada, hasta el chalet de su tía Dolores en Mijas adonde llegaron sobre el mediodía. Almorzaron y alrededor de las nueve de la noche se trasladaron a Málaga para cenar en casa de unos amigos dejando a Dolores Vázquez en la vivienda al cuidado de la niña y de su madre.

María del Mar Torres, amiga de la sobrina de la acusada confirmó que el día 9 de octubre de 1999 ésta fue con su marido a cenar a su casa dejando a su hija a cargo de su tía Dolores Vázquez.

La acusada, Dolores Vázquez, declaró que sólo se ausentó de su casa el tiempo de cruzar al restaurante Oasis (a 7 metros desde su domicilio) para comprar tabaco, y tirar la basura. El resto de la noche no se movió de casa. Se acredita con documentos de Telefónica que estuvo hablando por teléfono desde las 22.34 hasta las 23.10 y, posteriormente, de nuevo, a las 23.17 durante dos minutos.

Rosa María Díaz, compañera de trabajo de Dolores Vázquez, declaró que ésta le telefoneó para decirle que no podía ir a visitarla por motivo de estar al cuidado de su madre y sobrina. Describe a la acusada como persona "buenísima, generosa, a la que le encantan los niños y que atiende con dedicación a los mayores entregándose a las personas que la necesitan", añadiendo que "jamás he presenciado una sola escena de violencia suya, sino un comportamiento exquisito".

Una empleada ucraniana que había trabajado en el domicilio de Dolores Vázquez declaró que ésta agredió con un cuchillo un cartel de Rocío el día 2 de noviembre de 1999, día del descubrimiento del cadáver.

Marisa Sevillano, "la Bruja", declaró que la acusada había acudido a su consulta de vidente y le había contado ciertos planes de venganza contra Rocío.

Encarnación Lozano, empleada del restaurante Oasis declaró, al año de transcurridos éstos, que María Dolores Vázquez se acercó a la ventana de la cocina a las 23:30 del día 9 de octubre de 1999 para comprar tabaco, con signos de estar nerviosa, al tiempo que decía que venía de correr.

El propietario del restaurante Oasis declaró que Dolores Vázquez nunca se ausentaría de su domicilio sin tener a una persona al cuidado de su madre. Asimismo manifestó que la última vez que Dolores limpió la fosa séptica de su casa fue aproximadamente un año antes de ocurrir los hechos y que lo hizo porque un vecino se lo pidió. Posteriormente nunca se volvió a limpiar pues si lo hubiera hecho se habría dado cuenta no sólo por el olor que se desprende al realizar esta operación sino también porque hubiera visto el camión de la empresa que lo hace, ya que es un camión grande que ocupa la mitad de la estrecha calle.

Antonio José Jurado, novio de Rocío declaró que Rocío salió de su casa a las 21:30 vestida con un body de color burdeos con tirantes y pantalón vaquero. Otra testigo ocular declaró que, efectivamente, Rocío iba así vestida cuando la vio dirigirse por el camino de “La Cortijera”.

El abogado defensor de Dolores Vázquez, Pedro Apalategui, insistió al novio en el tema de la camiseta blanca con el logotipo “Nike” y éste aseguró que jamás vio a Rocío vestir esa prenda.

La madre del novio de Rocío declaró que sobre la camiseta llevaba una rebeca gris marengo con cremallera porque recuerda que ella misma se la subió.

La madre de Rocío y la hermana, Rosa, declararon que a las 17:30 de esa misma tarde salió vestida con una camiseta blanca con el logotipo “Nike” y unos pantalones morados de tipo elástico. Ambas declararon que fue la última vez que la vieron con vida y que no había subido de nuevo a su casa. Alicia Hornos, madre de Rocío, dijo que su hija no podía llevar esa chaqueta ya que se encontraba en su domicilio.

Los forenses manifestaron que Rocío murió desangrada en el lugar donde fue asaltada y que aproximadamente pudo permanecer en dicho lugar de 4 a 6 horas y que, posteriormente, el cadáver fue trasladado a alguna casa en donde se le desnudó y se prepararon las bolsas que aparecieron junto al mismo. Según los cinco forenses es inusual que en tan poco período se produzca en un cadáver tan avanzado estado de descomposición ―casi esqueletizado―, pero que existían casos, aunque muy pocos, constatados en la práctica forense.

Conclusiones del Ministerio Fiscal

Según las conclusiones del fiscal basadas en la investigación de la Guardia Civil, Dolores Vázquez, que se encontraba haciendo deporte por la zona de “La Cortijera”, alrededor de las 10 de la noche, se encontró inesperadamente con Rocío.

Discutieron y, con un estilete o punzón que portaba, la asesinó arrastrando su cadáver hasta unos matorrales para esconderlo.

De camino a su casa se detuvo a comprar tabaco en el restaurante Oasis en la urbanización "El Chaparral" y entró en su domicilio que está, justo enfrente.

Posteriormente, cogiendo el coche de "cualquier extranjero" o auxiliada por otras personas involucradas, volvió al lugar de los hechos sobre las 2 de la madrugada para recoger el cadáver, introducirlo en el coche, y llevarlo hasta su domicilio desde donde, tras varios días, realizó su posterior traslado.

Sentencia

El jurado popular en su veredicto se limitó a repetir literalmente las conclusiones del fiscal y en septiembre de 2001 declaró a la acusada culpable del asesinato.

Tras este veredicto, el juez de la Audiencia Provincial de Málaga, Fernando González Zubieta, el día 25 de septiembre de 2001, condenó a María Dolores Vázquez a 15 años y un día de prisión y a una indemnización de 18 millones de pesetas.


Miembros del jurado en una de las sesiones

El abogado defensor de Dolores Vázquez, Pedro Apalategui, presentó recurso contra la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que revisó la sentencia y ordenó a la Audiencia celebrar un segundo juicio a la vista de la falta de motivación detectada en el veredicto del Jurado. Se consideró que la gran repercusión que el crimen había tenido en los medios de comunicación y la marea de opinión pública contra Dolores Vázquez tuvieron quizás más influencia de la debida en un jurado popular formado por ciudadanos legos en Derecho.

Caso Sonia Carabantes

En agosto de 2003 desapareció en la localidad malagueña de Coín ―muy cerca de Mijasla joven de 17 años Sonia Carabantes y un mes más tarde, en el curso de sus investigaciones, la Guardia Civil descubrió que el ADN del presunto asesino de Sonia coincidía con los restos biológicos hallados en una colilla recogida en el lugar donde había aparecido el cadáver de Rocío Wanninkhof cuatro años antes.


Sonia Carabantes

El segundo juicio de Dolores Vázquez había sido señalado para el otoño de 2003 pero fue suspendido a la vista de la nueva información. A mediados de agosto de 2004, la juez de instrucción número 6 de Fuengirola, María Jesús del Río, decidió el sobreseimiento provisional del sumario, rechazando la petición de la acusación particular (Alicia Hornos). Finalmente, tras 17 meses de cárcel, Dolores Vázquez fue puesta en libertad.

Dolores Vázquez con ropa de presidiaria

Tony Alexander King

Tony Alexander King, un británico residente en la zona, fue denunciado por su ex mujer como sospechoso de los crímenes y el 21 de septiembre de 2004, reconoció ante el juez, además de los crímenes de las jóvenes de Coín y Mijas, haber cometido al menos tres agresiones sexuales en Málaga. En su comparecencia ante el juez, dijo que la muerte de Sonia Carabantes se produjo "por accidente" y sobre el crimen de Rocío Wanninkhof dio detalles concretos.


El asesino Tony Alexander King

Posteriores investigaciones policiales descubrieron que tenía historial delictivo en el Reino Unido donde su nombre original era Tony Alexander Bromwich. En 1986, cuando apenas contaba 19 años de edad, fue condenado a 10 años de cárcel por una serie de agresiones sexuales en Londres. Tras salir en libertad en 1991, volvió a ser condenado por robar a una mujer a punta de pistola. Salió de la cárcel en 1996 y cambió su nombre legal a Tony Alexander King. En 1997 se mudó con su mujer, Cecilia, al sur de España. En 1999 se separó de su mujer, el mismo año en que asesinó a Rocío Wanninkhof. En 2003 asesinó a Sonia Carabantes y en 2005 fue condenado a 36 años de cárcel por la muerte de Sonia Carabantes y a otros siete por un intento de violación en Benalmádena en 2001. En diciembre de 2006 fue condenado a 19 años de cárcel y 294.000 euros de indemnización por la muerte de Rocío Wanninkhof.

En diciembre de 2006 un jurado popular compuesto por 9 jurados declaró por unanimidad que Tony King era culpable del asesinato de Rocío Wanninkhof pero lo exoneró de la acusación de agresión sexual que no pudo ser probada dado el mal estado del cadáver de la víctima cuando fue encontrado. No obstante el jurado declaró por siete votos a favor y dos en contra que King no actuó solo y que tuvo que tener ayuda de cómplices.

No hay perdón para Dolores Vázquez

Un jurado popular destrozó la vida de Dolores Vázquez. Su testimonio es verdaderamente desgarrador:



Pero nadie se hace responsable. Los "gurúes" que promocionan los juicios por jurado, los legisladores que sancionan las leyes y los gobiernos que los implementan deberían ofrecer sus disculpas y sepultar para siempre el oscurantista y retrógrado sistema de juicios por jurado.

Enlace: Versión On line

Fuente Wikipedia
Mas información:

Grecia: Caso de Sócrates

Un jurado popular ajustició al primer gran filósofo de la humanidad

Busto de Sócrates

El juicio de Sócrates se refiere al juicio y posterior ejecución del filósofo ateniense Sócrates en 399 a. C. Sócrates fue enjuiciado y condenado por los tribunales del gobierno democrático de Atenas, bajo el cargo de corromper a los jóvenes y falta de creencia en los dioses.

Dos de los contemporáneos de Sócrates (Platón y Jenofonte) describieron el juicio, el cual es uno de los más famosos de la Antigüedad.

Antecedentes:

En el momento de su enjuiciamiento, hacía años que Sócrates era una figura conocida en Atenas. La comedia de Aristófanes "Las nubes" (Nephelai), presentada en 420 a. C., tenía a Sócrates como uno de los personajes principales, mostrándolo como un estafador pomposo y rimbombante.

Sócrates jamás escribió una línea (estaba en contra de ello), pero su pupilo Platón registró muchos "diálogos socráticos", con su maestro como personaje central.

Muchas de las personas más influyentes de la época se resintieron por el examen cruzado de Sócrates, ya que con sus preguntas refutaba las reputaciones de sabios y virtuosos. La molestia con la que la mayoría de la gente vio al elenchos le ganó a Sócrates el epíteto de "crítico de Atenas".

El método socrático era imitado con frecuencia por los jóvenes atenienses, trastornando en gran medida el orden social y los valores morales ya establecidos. Incluso pese a que el mismísimo Sócrates luchó por Atenas y abogó a favor de la obediencia a las leyes, al mismo tiempo criticó a la democracia, especialmente a la práctica ateniense de elecciones de grupo, ridiculizando que en ningún otro oficio podía una persona ser elegida de esa forma.

Esta crítica aumentó la suspicacia de los demócratas, en especial cuando sus allegados eran descubiertos como enemigos de la democracia. Alcibíades traicionó a Atenas en favor de Esparta (aunque el hecho fue seguramente una cuestión de necesidad más que ideológica) y Critias, su ex discípulo, fue uno de los líderes de los Treinta Tiranos (la oligarquía pro espartana que gobernó Atenas durante algunos años, tras su derrota en la guerra del Peloponeso), a pesar que también hay registros de su enemistad.

Sumado a todo esto, Sócrates mantenía una visión muy particular en cuanto a la religión. Realizó varias referencias a su espíritu personal, o daimon, aunque afirmó explícitamente que nunca se le había impuesto, sino que le advertía sobre varios acontecimientos posibles. Muchos de sus contemporáneos sospechaban del daimon de Sócrates, considerándolo un rechazo a la religión del Estado. En general, se ve al daimon de Sócrates como algo similar a la intuición. Además, Sócrates decía que vivir las virtudes era más importante que el culto dado a los dioses.

Proceso:

El primer elemento del juicio fue la acusación formal. Los tres hombres en presentar cargos contra Sócrates fueron:

  • Anito, hijo de un ateniense prominente, Antemión.
  • Meleto, poeta, es el que presenta la denuncia ante el arconte.
  • Licón, del cual poco se sabe; de acuerdo con Sócrates platónico, era representante de los oradores.

Luego de haber decidido que existía un caso ante el cual debía darse una respuesta, el arconte indicó a Sócrates que se presentara frente a un jurado de ciudadanos atenienses, para contestar a los cargos de corrupción de los jóvenes atenienses y asebeia (impiedad).

Los jueces fueron seleccionados por lotería de entre un grupo de ciudadanos voluntarios varones (la ciudadanía no incluía a mujeres, esclavos ni extranjeros residentes) pertenecientes a cada clase social. A diferencia de cualquier juicio llevado a cabo en muchas sociedades modernas, la mayoría de los veredictos eran regla más que excepción (para una versión satírica de los jueces y tipos de personas que se podían encontrar en ellos, véase la comedia de Aristófanes "Las avispas").

Sócrates se enfrentó a un jurado compuesto por 500 ciudadanos (su gran tamaño demuestra que el juicio era visto como algo importante) y después de que él y su acusador hubieran presentado sus disertaciones, el jurado votó a favor de condenarlo por 280 contra 220.

A continuación, Sócrates y el fiscal sugirieron varias sentencias alternativas. Tras expresar su sorpresa ante lo poco que fue necesario para declararlo culpable, Sócrates propuso en forma de broma una sentencia compuesta por comidas gratuitas en el Pritaneo (un honor que era reservado a los benefactores de la ciudad y los ganadores de los Juegos Olímpicos), luego se ofreció a pagar una multa de 100 dracmas, lo cual equivalía a una quinta parte de sus posesiones y era prueba irrefutable de su pobreza. Por último, acordó pagar la suma de 3.000 dracmas (la idea le había sido propuesta por Platón, Critón, Critóbulo y Apolodoro, quienes también le garantizaban su pago). Su acusador propuso la pena de muerte.

El jurado estuvo a favor de la pena de muerte por gran mayoría (360 contra 140), demostrando, según Platón, que Sócrates había perdido apoyo debido a su tono de ligereza y el hecho de no pedir disculpas.


Prisión en el Ágora de Atenas. Posiblemente en la que fue encerrado Sócrates y donde murió.

Los seguidores de Sócrates le recomendaron huir, lo cual era esperado (e incluso habría sido aceptado) por la ciudadanía; pero él se negó por principios. Por coherencia con su propia filosofía de obediencia hacia las leyes, llevó a cabo su propia ejecución bebiendo la cicuta con la cual lo habían provisto. Así, se convirtió en uno de los primeros de los escasos "mártires" intelectuales. Sócrates murió a la edad de 70 años. 

La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David

Conclusión:

Un jurado popular fue el que condenó a muerte el primer gran filósofo de la humanidad.

Los argumentos de la acusación eran absurdos incluso para los ateniences, pero primó el prejuicio hacia Sócrates y la coyuntura política para que fuera injustamente condenado.

No hay más que confrontar los argumentos de la acusación con los de la defensa:

Lo que has dicho, Sócrates, son sólo insinuaciones —rebate Meleto. Defiéndete más bien de la acusación de corromper a los jóvenes.
¿Y cómo piensas, Meleto, que puedo corromper a los jóvenes?
Diciéndoles que el Sol es una piedra y que la Luna está hecha de tierra responde Meleto.
Creo que me has confundido con otro: los jóvenes pueden leer todo eso cuando lo deseen, comprándose por una dracma los libros de Anaxágoras de Clazomene en cada esquina del ágora.
¡Tú no crees en los dioses! grita Meleto, poniéndose de pie y amenazándolo con el dedo índice ¡Tú crees sólo en los Daímones!
¿Y quiénes serían éstos? pregunta Sócrates sin perder la compostura. ¿Hijos malvados de los dioses? Así pues, afirmas que no creo en los dioses sino sólo en la existencia de los hijos de los dioses. Es como decir que creo en los hijos de los caballos, pero no en los caballos.

Su condena fue por 280 contra 220, pero la pena de muerte fue resuelta por 360 votos contra 140. Resultado: ¡80 personas que inicialmente votaron por su inocencia, le impusieron la pena de muerte en vez de una pena menor!

El hecho de que Sócrates no mostrara arrepentimiento (como si los inocentes tuvieran que hacerlo) fue suficiente para que 80 personas que lo consideraban inocente, lo castigaran a morir como si fuera culpable. ¿Cómo es posible que 80 personas declaren inocente a alguien y a la vez lo condenen a muerte? ¿No esto lisa y llana estupidez? ¿Se trata acaso de la famosa "sabiduría popular"?

Como se puede ver, el peligro del juzgamiento por jurados es que en la mente del vulgo no prima la justicia: prima la emotividad y la irracionalidad.

Enlaces: Versión On Line 1 y 2

Fuente: Wikipedia e Historias con Historia

17/5/13

EE.UU.: Caso Sacco y Vanzetti

El jurado condena sólo por prejuicios

Sacco y Vanzetti

Ferdinando Nicola Sacco (22 de abril de 1891 – 23 de agosto de 1927) y Bartolomeo Vanzetti (11 de junio de 1888 – 23 de agosto de 1927) eran dos inmigrantes italianos, trabajadores y anarquistas, que fueron juzgados por un jurado popular, sentenciados y ejecutados por electrocución el 23 de agosto de 1927 en Massachusetts por el presunto robo a mano armada y asesinato de dos personas en 1920 en South Braintree, Massachusetts.

Su controvertido juicio atrajo una enorme atención internacional, porque el veredicto del jurado se basó en sentimientos anti-italianos, anti-inmigrantes y anti-anarquistas.


Periódico de la época

Ni Sacco ni Vanzetti tenían antecedentes penales, pero eran conocidos por las autoridades como militantes radicales y adherentes de Luigi Galleani quien se había visto envuelto en el movimiento anarquista, huelgas, agitación política, y propaganda contra la guerra.

Luigi Galleani

Sacco y Vanzetti fueron acusados por los asesinatos de Frederick Parmenter, un encargado de la nómina gubernamental y Alessandro Berardelli, un vigilante de seguridad y del robo de US$ 15.776,51 de la Slater-Morrill Show Company, en Pearl Street en South Braintree, Massachusetts durante la tarde del 15 de abril de 1920. Los dos hombres fueron arrestados en Buffalo, Nueva York el 5 de mayo de 1920.

Sacco era un zapatero nacido en Torremaggiore, Foggia que emigró a los Estados Unidos a los diecisiete años.

Sacco con su mujer Rosina y su hijo Dante

Vanzetti era un pescadero nacido Villafalletto, Cuneo que llegó a los Estados Unidos a los veinte años.

Bartolomeo Vanzetti arrestado

Sospechas de la policía en relación al robo en South Braintree y sobre otro en South Bridgewater se centraban en los italianos anarquistas locales, aunque en realidad pocas pruebas sugerían una conexión entre los crímenes y el movimiento.

En una redada en la que los principales sospechosos escaparon, Sacco y Vanzetti fueron detenidos y enfrentaron un juicio por homicidio en Dedham, Massachusetts por los asesinatos de South Braintreee.

Se realizó el juicio presidido por el juez Webster Thayer, por el fiscal Federick Katzmann y el Defensor Fred Moore.


Webster Thayer

Fred Moore

Federick Katzmann

Vanzetti declaró que había estado vendiendo pescados en el momento en que Braintree era robada.

Sacco decía que había estado en Boston para obtener un nuevo pasaporte del consulado italiano. Según su versión, habría almorzado con algunos amigos en la parte norte de Boston, los cuales testificaron a su favor.

Antes del juicio, el abogado de Sacco, Fred Moore, intentó por todos los medios contactar al empleado del consulado con el cual Sacco decía haber hablado en la tarde del crimen. Un amigo de Moore lo encontró en Italia. El empleado dijo que recordaba a Sacco por la fotografía inusualmente grande que presentó. El empleado también recordaba la fecha: el 15 de abril de 1920. El amigo de Moore intentó que el empleado regresara a Estados Unidos para testificar, pero él, estando enfermo, se rehusó.

Lo que pudo haber sido una coartada por un empleado respetable fue reducido a un testimonio escrito que fue leído en voz alta en la corte y rápidamente cuestionado por la fiscalía, la cual argumentó que la visita de Sacco al consulado no podía establecerse con seguridad. También mencionaron que los compañeros con los que almorzó eran anarquistas.

Una buena parte del juicio se basó en pruebas materiales, notablemente balas, pistolas y una gorra.

Armas secuestradas a los imputados

Los testigos de la fiscalía declararon que la bala de calibre .32 que había matado a Berardelli era de una marca tan obsoleta que las únicas balas similares que se podían encontrar para hacer comparaciones eran aquellas en los bolsillos de Sacco.

La prueba balística, que fue presentada con exhaustivo detalle, era equívoca. El fiscal Katzmann, después de prometer en un inicio que no intentaría relacionar ninguna bala fatal con el arma de Sacco, cambió de parecer después de que la defensa preparara pruebas de tiro con el arma. Sacco, asegurando no tener nada que ocultar, permitió que su arma fuera probada, con expertos de ambos lados presentes, durante la segunda semana del juicio. La fiscalía relacionó las balas disparadas por la pistola con aquellas tomadas de uno de los guardias asesinados. En la corte, dos expertos de la fiscalía juraron que una de las fatales balas, rápidamente llamada Bala III, coincidía con aquellas de la prueba.

Bala III

Dos expertos de la defensa dijeron que las balas no coincidían. Años más tarde, los abogados de la defensa sugerirían que la bala fatal había sido sustituida por la fiscalía. Haciendo notar que los testigos juraban que uno de los ladrones vaciaba su arma en Berardelli, preguntaron: ¿cómo es que sólo una de las cuatro balas encontradas en el fallecido podía venir del arma de Sacco?

Más dudas aún rodeaban al arma de Vanzetti. Ya que todas las balas encontradas en la escena eran calibre .32 y el arma de Vanzetti era calibre .38, no había pruebas directas que relacionaran el arma de Vanzetti con la escena del crimen.

La pieza final de prueba material de la fiscalía era una gorra encontrada en el lugar del crimen que decían había pertenecido a Sacco. Éste se probó la gorra en la corte y, de acuerdo a dos artistas de dos periódicos que publicaron cartones al día siguiente, era demasiado pequeña. Pero Katzmann insistió en que la gorra le quedaba a Sacco y continuó refiriéndose a ella como suya.

Gorra que se adjudicaba a Sacco

Después de deliberar por sólo tres horas y hacer una pausa para cenar, el jurado regresó con el veredicto de culpables.

Algunos prominentes estadounidenses, tales como Felix Frankfurter y Upton Sinclair apoyaron públicamente a los comités ciudadanos de Sacco y Vanzetti en una oposición no exitosa al veredicto. También lo hicieron George Bernard Shaw, Marie Curie, Orson Welles, Miguel de Unamuno y Albert Einstein.

Vanzetti y Sacco (al centro) y Albert Einstein (al fondo) peticionando por Sacco y Vanzetti

Finalmente, como consecuencia el veredicto del jurado popular, Sacco y Vanzetti fueron ejecutados.

Certificado de ejecución de Nicola Sacco

Certificado de ejecución de Bartolomeo Vanzetti

Las ejecuciones de Sacco y Vanzetti generaron protestas masivas en Nueva York, Londres, Ámsterdam y Tokyo, huelgas a través de Sudamérica y disturbios en París, Ginebra, Alemania y Johannesburgo.

Manifestaciones a favor de Sacco y Vanzetti

Cincuenta años después de aquel 23 de agosto (en que fueron ejecutados), Mitchell S. Dukakis, entonces gobernador de Massachusetts, rehabilitó la memoria de los dos italianos. Dukakis reconoció formalmente que Sacco y Vanzetti eran inocentes y que fueron condenados más por sus convicciones políticas y por su condición de inmigrantes que por cualquier prueba fehaciente contra ellos.

Proclama del Gobernador Dukakis

A partir de este desaguisado del jurado popular que condenó a muerte a Sacco y Vanzetti, la mayoría de los partidos políticos socialistas en el mundo han tomado conciencia de los peligros y se han manifestado abiertamente en contra de los juicios por jurado.

Enlace: Versión On Line

Fuente: Wikipedia y otros.

13/5/13

España: El crimen de Cuenca

El jurado condena sobre la base de rumores

Película realizada por Pilar Miró sobre la base del caso
 
El Crimen de Cuenca consistió en una serie de errores judiciales y policiales con tortura y penas de prisión para los acusados, ya que el crimen jamás existió. Ocurrió entre las localidades de Tresjuncos y Osa de la Vega, en la provincia de Cuenca, España, en el año 1910.

José María Grimaldos López, un joven pastor de 28 años apodado El Cepa (al parecer por su baja estatura y pobre entendimiento), que trabajaba en la finca de Francisco Antonio Ruiz, era objeto de continuas burlas por parte de León Sánchez, mayoral de la finca y también por el guarda Gregorio Valero.


El 20 de agosto de 1910, José María vendió unas ovejas de su propiedad y desapareció.

Posteriormente se averiguó que fue a tomar unos baños a «La Celadilla», laguna cuyas aguas y barros, con los que se embadurnan los bañistas, se cree que poseen propiedades curativas ("Baños medicinales La Celadilla"), y que se encuentra situada en el término municipal de El Pedernoso a unos 4 km de la población.
 
León Sanchez, uno de los acusados injustamente por el inexistente crimen
 
Después de varias semanas desde su desaparición, comenzaron a correr rumores por los alrededores del pueblo de Tresjuncos sobre el posible asesinato de José para robarle el dinero que había obtenido por la venta de las ovejas.

Al tener conocimiento los familiares de las burlas que José María recibía, puesto que él mismo las comentaba continuamente cuando estaba en casa, decidieron presentar denuncia de la desaparición en el juzgado de Belmonte, acusando a León y a Gregorio de ser los presuntos asesinos del supuesto crimen, por lo que fueron apresados para ser presentados a juicio.

En el mes de septiembre de 1911 la causa fue sobreseída, luego de interrogar a los detenidos, se instruyó el sumario y por falta de pruebas el juez puso a los acusados en libertad.

Al cabo de un par de años, en 1913, por insistencia de los familiares de Grimaldos se reabre el caso. La familia de José María vuelve a denunciar coincidiendo con la llegada del nuevo juez, Emilio Isasa Echenique. Nuevamente se vuelve a cursar orden de detención a los mismos sospechosos iniciándose así un largo proceso de calvario para éstos.
 
Gregorio valero en primer termino junto a su mujer. Arriba a la izquierda León Sanchez, y a la derecha, el cura de Tresjuncos, en la prensa de la época

La Guardia Civil comenzó a torturar y maltratar a los detenidos a fin de conseguir las confesiones de los inculpados de la muerte de José María como responsables del crimen y conseguir también averiguar qué habían hecho con el cadáver del desaparecido.

Así transcurre hasta que el 11 de noviembre de 1913 y por orden del juez de Belmonte, el juez de Osa de la Vega levanta acta de defunción haciendo constar que, José María Grimaldos López, natural de Tresjuncos, falleció el 21 de agosto de 1910 a las 8.30 o las 9.00 de la noche a consecuencia de haber sido asesinado por Gregorio Valero y León Sánchez. El acta recoge la anotación marginal: No ha podido ser identificado el cadáver por no haber sido hallado.

En 1918 después de llevar 4 años y medio encarcelados, comienza el juicio contra los inculpados con un sumario plagado de contradicciones y diligencias sin esclarecer, el juicio termina condenando a los acusados a 18 años de cárcel por sentencia de la Audiencia Provincial.

El tribunal que condenó a los acusados apenas deliberó durante treinta minutos, y los doce miembros que componían el jurado los consideró culpables de la muerte de José María.

La labor de la defensa consistió en limitarse a evitar la pena capital, el garrote vil aún vigente en esos días. Gregorio cumplió condena en el penal de San Miguel de los Reyes en Valencia, mientras que León la cumplió en la prisión de Cartagena.
 
Los condenados injustamente por un jurado popular

El 8 de febrero de 1926, el cura de Tresjuncos recibe correo del cura del municipio de Mira, que le envía una carta en la que solicita la partida de bautismo de José María Grimaldos a fin de celebrar el matrimonio de este.

El cura de Tresjuncos, sin salir de su estupor ante semejante noticia, decide no responder al párroco de Mira. Mientras tanto pasa el tiempo y José María Grimaldos, impaciente por que su partida de nacimiento no llega, decide partir hacia Tresjuncos y se presenta sin más en el pueblo.

La gente del pueblo al ver a José María no dan crédito y todo el pueblo y sus alrededores se conmueve ante la noticia, entonces, el juez de Belmonte interviene y ordena detener al llamado José María Grimaldos.

En las siguientes horas, la noticia llega a la prensa y a la opinión pública y alcanza enorme trascendencia. El Cepa desapareció el 21 de agosto de 1910 porque, según él mismo declaró, «me dio un barrunto y me marché» a tomar los baños medicinales a la cercana finca de La Celadilla.

José María Grimaldos "El cepa" junto a varios vecinos del pueblo en la esquina inferior izquierda
 
Tras la indiscutible identificación de Grimaldos, el Ministro de Gracia y Justicia ordena la revisión de la causa y manda al fiscal del Tribunal Supremo interponer recurso de revisión contra la sentencia de la audiencia de Cuenca. En dicha orden se anota que, "hay fundamentos suficientes para estimar que la confesión de los reos Valero y Sánchez, base esencial de sus condenas, fue arrancada mediante violencia continua inusitada". (...)

Según el Tribunal Supremo: "en vista del error de hecho que motivó la sentencia, se declara la nulidad de la misma, por haberse castigado en ella delito que no se ha cometido, afirmándose así la inocencia de Gregorio Valero y León Sánchez" (Tribunal Supremo, sentencia del juicio de revisión de 10 julio 1926). La sentencia publicada por el Tribunal Supremo, declara nula la resolución dictada en Cuenca en 1918 estableciendo así la inocencia de Sánchez y Valero, al mismo tiempo, establece la nulidad en el acta de defunción de José María Grimaldos, y determina, las indemnizaciones correspondientes que el Estado debe abonar a los presos en estos casos.

Es muy atinada la editorial escrita en el Diario El Debate de España (9 de marzo de 1926) con motivo del error judicial que originó la actuación del jurado en el juzgamiento del Crimen de Cuenca: "La policía y el sumario se limita a recopilar prueba que, reproducidas en el juicio oral, son apreciadas libremente por el jurado popular. Los magistrados no tienen más misión que aplicar como autómatas la pena que señala el código penal al delito definido en el veredicto, del cual no se pueden apartar. El error judicial no es responsabilidad de la policía, ni del instructor del sumario, ni de las partes, ni del magistrado que en base al veredicto del jurado dicta la sentencia. El error ha de cargarse a cuenta exclusiva del jurado" (citado por Alejandre, J.A., La justicia popular en España. Análisis de una experiencia histórica: los Tribunales de Jurados, Madrid, 1981, p. 223).

Sánchez y Valero acabaron sus días en Madrid, lejos de su pueblo y de las gentes que los habían condenado, ahí se les ofreció un trabajo de guarda jurado al servicio del Ayuntamiento.
 
 

1/5/13

Israel: Caso de Jesucristo

Un jurado popular crucificó al hijo de Dios

El jurado popular reclama la muerte de Jesús

En la aplicación del sistema procesal romano y dentro de la tradición del mundo cristiano, se dio un proceso que definió el rumbo de la humanidad como el más importante de todos los tiempos, este fue el proceso contra Jesucristo.

Antecedentes:

Los miembros del Sanhedrín, temerosos de Cristo, decidieron su muerte espoleados por Caifás, sumo sacerdote. Pero el sanedrín no tenía competencias jurídicas civiles y no podía aplicar el Ius gladii, la pena de muerte. Por eso entregan a Jesús acusándolo de ser un malhechor traído ante Pilato para ser condenado debido a que en la ley judía no había o no tenían la facultad para aplicar la pena de muerte.

Pensaron que sería mejor que Roma fuera la que ejecutara la pena y se llevara las culpas. Así que llevaron a Jesús ante Poncio Pilato y le acusaron no sólo de ser un blasfemo contra la Ley de Moisés, sino también de “rebelión contra Roma" y por ello trataron que Pilato creyera que Jesús era un revolucionario anti-romano. Pero Pilato no cayó.

Texto bíblico:

Jesús ante Pilato
Mateo 27.1-2

1 Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte.

2 Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.

Pilato interroga a Jesús
Mateo 27 11.14

11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.


¿Eres tú el Rey de los Judíos?

12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.

13 Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?

14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.

Jesús sentenciado a muerte
Mateo 27.15-31

15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen.

16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás.

17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?


¿A quién queréis que os suelte?

18 Porque sabía que por envidia le habían entregado.

19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él.

20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto.

21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás.

22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!

23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!

24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.

Poncio Pilato se lava las manos

25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.

26 Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.

27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía;

28 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata,

29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!

30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza.

31 Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.

Lucas  23.13-25

13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo,

14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.

15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre.

16 Le soltaré, pues, después de castigarle.

17 Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta.

18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!

19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio.

20 Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús;

21 pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale!

22 El les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.

23 Más ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.

24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían;

25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Conclusión:

Los textos bíblicos indican que Pilato encontró inocente a Jesús. Quiso soltarlo, pero el jurado popular no lo consintió.

Entonces, Pilato procedió a castigarlo con azotes para luego soltarlo.  Pero el jurado popular tampoco lo consintió.

Finalmente, ante la insistencia del jurado popular, entregó a Jesús para que fuera crucificado.

Las razones no sirvieron para convencer al jurado popular de que Jesús era inocente. Las razones no sirvieron para convencer al jurado popular de que la pena era injusta. Las razones no sirvieron para evitar que el jurado popular crucificara al hijo de Dios.


Cristo crucificado 

He aquí el peligro del jurado popular: el fanatismo y la irracionalidad.