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4/4/15

EE.UU.: Caso Ray Hinton

El jurado se burla de un perito y condena a un inocente

Un ejemplo de manual de la injusticia en el sistema penal de EE.UU.

Extractos:

Un recluso en Alabama que pasó casi 30 años condenado a muerte quedó en libertad el viernes, dos días después que los fiscales concluyeron que no había suficiente evidencia para vincularlo con los asesinatos de 1985 por los que fue acusado.

Ray Hinton tenía 29 años cuando fue arrestado por dos homicidios en 1985. Liberado a los 58 años y ya canoso, fue abrazado por sus hermanas, quienes dijeron "Gracias, Jesús" mientras los abrazaban afuera de la Cárcel del Condado Jefferson.

Los fiscales pidieron el martes desestimar el caso después que nuevas pruebas de balística contradijeron los resultados de las realizadas hace tres decenios. Los expertos no pudieron probar que las balas encontradas en el lugar de los hechos fueron disparadas por un arma encontrada en casa de Hinton.

"No debí estar 30 años en la galera de la muerte. Todo lo que tenían que hacer era someter el arma a pruebas, No solamente me separaron de mi familia y de mis amigos. Tenían la intención de ejecutarme por algo que yo no hice", dijo Hinton.

El estado de Alabama no ofreció una disculpa de inmediato.

Hinton fue arrestado en 1985 por la muerte de dos gerentes de restaurantes de comida rápida de Birmingham después que una persona que sobrevivió a un robo en un tercer restaurante identificó a Hinton como el agresor. Expertos de la fiscalía dijeron el juicio que las balas recuperadas en los tres lugares de los hechos fueron disparadas por un revólver Smith & Wesson calibre .38 encontrado en la casa de su madre. Hinton fue declarado culpable a pesar de tener una coartada: estaba trabajando en un almacén cerrado lejos del lugar del tercer robo.

El experto balístico que aceptó el caso en representación de la defensa batalló mucho en el interrogatorio de los fiscales, tanto que los jurados se burlaron de sus respuestas.

El abogado Bryan Stevenson, director de la Iniciativa por la Justicia Igualitaria de Alabama, dijo que el caso es un "ejemplo clásico" de lo que anda mal en el sistema judicial. Afirmó que en el juicio hubo prejuicio racial.


Exoneran a hombre que pasó 30 años condenado a muerte
Associated Press

Montgomery - Alabama
EE.UU.

El Universal (Cartagena, Colombia)
4 de abril de d2015

24/1/15

EE.UU.: Caso Jack Johnson

Un jurado racista condena al primer campeón de los pesos pesados de raza negra


El 31 de marzo de 1878 nace en Galveston, Texas, John Arthur Johnson, luego conocido como el "Gigante de galveston".  Es el tercero de los nueve hijos que tendrían Henry y Tina Johnson, dos antiguos esclavos que trabajaban de conserje y friegaplatos, respectivamente. Desde muy niño se vio obligado a trabajar para ayudar en casa. Cuando tenía 12 años, un niño le pegó. Su madre le alentó para que se defendiera y le devolvió el golpe al pequeño. Fue un momento clave para su futuro como boxeador.

En su juventud tuvo numerosos empleos. Siendo ayudante de un pintor muy aficionado al boxeo, descubrió los secretos de este deporte, que empezó a atraerle. Con 16 años, se trasladó a Nueva York, donde encontró trabajo de conserje en un gimnasio. Fue ahí donde consiguió ahorrar para comprarse unos guantes y empezar a pelear. De regreso a casa, convertido en todo un hombre, tuvo sus primeras experiencias en combates ilegales. Le fue bien y decidió centrarse en el boxeo.

Jack Johnson, el mejor boxeador de su época
 
El 1 de noviembre de 1898 debutó en Galveston, derrotando por KO en el segundo asalto a un tal Charley Brooks. Johnson ya había establecido su estilo: era un boxeador defensivo. Dejaba que el rival se fatigara y cuando veía su oportunidad, atacaba de manera efectiva. En sus primeros años disputó muchas peleas y en febrero de 1903 logró el título de los pesos pesados en categoría de hombres de raza negra al derrotar a Ed Martin. Sí, el boxeo estaba segregado, al menos en combates en los que estaba en juego el título. Johnson quería saltarse esa norma y desafió al campeón James Jeffries, pero éste rechazó enfrentarse a un negro.

Jack Johnson ícono negro del boxeo
 
No sería hasta 1908 cuando Jack Johnson logró disputar el título de los pesos pesados contra un blanco. Fue el 26 de diciembre de aquel año, en Sydney, Australia, ante el canadiense Tommy Burns. Johnson llevaba dos años ‘persiguiendo’ a Burns y provocándole en los medios para enfrentarse a él. Cuando lo logró, no desaprovechó su oportunidad y 20.000 personas presenciaron en directo cómo un negro se convertía, por primera vez, en campeón de los pesados.

Artículo periodístico sobre la pelea por el título mundial entre Burns y Johnson
 
La mentalidad racista de aquella época no aceptó muy buen la victoria de Johnson, al que criticaban por su estilo. El popular escritor americano Jack London llegó a reclamar públicamenteque surgiera una ‘Gran Esperanza Blanca’ (he aquí el origen del término) para que un negro no fuera el campeón. Mientras, Jack Johnson se convertía en el afroamericano más famoso del mundo. Se dice que, en su época, era tan famoso como lo sería después Mohamed Alí.

Muchos quisieron ver en James Jeffries en único que podía derrotar a Johnson. Jeffries estaba retirado y vivía como granjero, pero sus fans fueron muy efusivos para convencerlo. Sus fans y, todo hay que decirlo, una bolsa de 120.000 dólares que se llevaría. Así, tras seis años de retiro y un estricto entrenamiento, Jeffries volvía para devolverle a la raza blanca su orgullo.

El combate se celebró el 4 de julio de 1910 en Reno, Nevada. La tensión racial era muy alta y las autoridades decidieron prohibir las armas de fuego y el consumo de alcohol durante la pelea. Las apuestas estaban a favor de Jeffries y 20.000 personas se citaron para presenciar el que se llamó ‘Combate del Siglo’. El dominio de Johnson fue tremendo. Jeffries besó la lona dos veces (las primeras en toda su carrera), y su esquina acabó tirando la toalla, para evitar que el veterano boxeador acabara su carrera con un KO. Johnson se embolsó 65.000 dólares.

La "pelea del siglo": mítico combate entre Johnson y Jeffries en Reno (1910)
 
Para que os hagáis una idea de la importancia de aquella pelea, os contaré lo que pasó después: por todo Estados Unidos, muchos ciudadanos negros salieron a las calles a celebrar la victoria de Johnson. Muchos blancos, escocidos, quisieron atajar esas celebraciones y, en ocasiones con la ayuda de la Policía, se produjeron graves disturbios en más de 50 ciudades americanas. Hubo 20 muertos y cientos de heridos.

Jack Johnson
 
La actitud de Johnson tras su victoria no gustaba a muchos racistas. Recibió amenazas del Ku Klux Klan, mientras él disfrutaba de sus dos aficiones, los coches y la ópera. La vida sentimental de Johnson, además, fue bastante turbulenta. En 1911 se casó con Etta Duryea, una neoyorquina blanca a la que conoció en una carrera de coches. Su relación acabó mal, debido entre otras cosas a los malos tratos. En septiembre de 1912, Duryea se suicidió con un revólver.

Jack Johnson y su afición por los automóviles
 
Poco después, Johnson se casó con otra mujer blanca, Lucille Cameron. En algunas iglesias del sur se hizo un llamamiento al linchamiento de Johnson por casarse con una blanca. Fue entonces cuando sus numerosos detractores vieron su gran oportunidad. Fue detenido por violar la llamada Ley Mann, en concreto, por cruzar la frontera de un estado con una mujer “con propósitos inmorales”.

Matrimonio entre Jack Johnson y Lucille Cameron
 
Un jurado conpuesto exclusivamente por blancos lo condenó a un año de cárcel, pero huyó y pasó cinco años en el exilio, boxeando. Fue por esa época cuando Jack Johnson peleó en España. En concreto, lo hizo tres veces en Madrid y una en Barcelona. Las cuatro se saldaron con victorias.

En julio de 1920 regresó a Estados Unidos y se entregó en la frontera con México. Ingresó en la prisión de Leavensworth, Kansas. Curiosamente siguió peleando. Salió de la cárcel el 9 de julio de 1921.

Jack Johnson preso luego de una pelea, junto a Joe Choynski
 
Siguió peleando durante toda su vida, como medio de subsistencia, llegando a pelear hasta con 60 años de edad. El 10 de junio de 1946, cuando se encontraba en Raleigh, Carolina del Norte, en un restaurante se negaron a darle de cenar. Jack Johnson montó en cólera, cogió el coche y a los pocos minutos, tuvo un accidente que acabó con su vida. Tenía 68 años y fue enterrado en Chicago.

 
La figura de Jack Johnson es una de esas fundamentales para entender la historia del colectivo afroamericano. Mohamed Alí declaró que Johnson fue una de sus principales inspiraciones. 

Recientemente, se han puesto en marcha campañas para limpiar su nombre. Tanto George W. Bush como Barack Obama han recibido solicitudes para que se le conceda un perdón póstumo por su encarcelamiento, pero aún no se ha producido. Detrás de estas peticiones hay figuras como la de Mike Tyson o la de una sobrina nieta del campeón. Antes o después, lo lograrán.

 
Quién fue… Jack Johnson: el primer campeón de raza negra de los pesos pesados
Por Eduardo Casado - Periodista

Blog 20 Minutos
23 de enero de 2015

7/12/13

EE.UU.: Caso Michael Morton

El jurado con necesidad de condenar por falta de otro sospechado
 
Michael Morton, víctima del jurado que lo dejó 25 años preso por un delito que no cometió
 
Para Michael Morton, el 12 de agosto de 1986 fue el último día feliz de su vida. Él apenas había cumplido 32 años.
 
Al día siguiente, todo le fue arrebatado. Christine, su esposa, fue atacada y asesinada en su casa en el condado de Williamson, Texas, en las afueras de Austin. Michael Morton estaba en el trabajo en ese momento. Aún así, las autoridades sospecharon de él.
 
“La gente inocente piensa que si sólo dices la verdad entonces no tendrás nada que temer de la policía”, dice ahora Morton. “Si tú te apegas a la verdad, que el sistema funcionará, todo saldrá a la luz, todo estará bien”.
 
En cambio, Morton fue acusado, le arrebataron su hijo, y fue enviado a juicio. El fiscal, hablando al jurado en términos emocionales con lágrimas corriendo por su cara, presentó una imagen de un escenario de depravación sexual, acusando a Morton de golpear a su esposa por rechazar tener sexo en su cumpleaños.
 
“No hubo pruebas científicas, no hubo testigos, no hubo arma asesina, no hubo presentación de un motivo creíble”, dice Morton. “…Yo no podía ver a cualquier persona racional, pensante que diría que eso fuera suficiente para dar un veredicto de culpable”.
 
Pero sin otros sospechosos, el jurado lo declaró culpable. “Todos sentimos una convicción fuerte de que esto era justicia para Christine y que estábamos haciendo lo correcto”, dice Mark Landrum, quien era el presidente del jurado.
 
Morton pasó cerca de 25 años en prisión.
 
Él veía a su hijo Eric únicamente dos veces por año. “Me encantaba verlo, me fascinaba cada movimiento”, dice Morton. Pero Eric “se estaba volviendo más distante”, dice Morton. “Él se estaba volviendo menos mío”.
 
De adolescente, Eric no tenía recuerdos de su padre fuera de prisión. Las cartas que su padre le escribía eran “sólo una ventana a una vida que jamás fue”, dice él. Su padre “apenas existió en mi vida. Yo no tenía recuerdos de él fuera de mis visitas a la prisión”.
 
Eric decidió dejar de visitar. “Yo creo que era vergonzoso para mí pensar que tenía que ir a la prisión a ver a mi papá”.
 
Michael Morton le escribió a Eric diciéndole que tenía que llegar y decírselo en persona. Lo hizo.
 
“Fue otra de esas cosas dolorosas, que te duermen”, dice Morton. “Yo sólo miré a mi cuñada y le dije algo así como, ‘Cuida de mi hijo’”.
 
Eric también cambió su apellido al de los parientes quienes lo criaron.
 
Hace un par de años, un grupo de abogados trabajando en nombre de Morton, pro bono, logró traer a luz la verdad. Morton, no sólo era inocente, sino que además el fiscal, Ken Anderson, fue acusado de retener pruebas cruciales.
 
El niño, Eric, había visto el ataque y le dijo a sus parientes que su papá no estaba en casa en ese momento. Él describió al hombre que lo hizo. Los vecinos habían descripto a un hombre estacionando una camioneta verde detrás de la casa de los Morton y caminar hacía un área boscosa. Un pañuelo manchado con sangre fue encontrado en las cercanías. Ninguna de estas pruebas llegó al juicio.
 
Tomó años de lucha, pero los abogados de Morton finalmente lograron enviar el pañuelo a pruebas de ADN. Éste contenía la sangre y el cabello de Christine Morton y el ADN de otro hombre; Mark Norwood, un criminal convicto.
 
Norwood había dado muerte a Christine Morton. Y como nadie había descubierto esto después de su muerte, él permanecía libre. El dio muerte a otra mujer en el área de Austin, Debra Baker, en circunstancias similares, menos de dos años después, dicen las autoridades.
 
Norwood ahora ha sido condenado por la muerte de Morton, y ha sido procesado en la muerte de Baker.
 
Morton fue puesto en libertad en octubre 2011. Él tenía 57 años. “Le doy gracias a Dios que no fue un caso de pena capital”, dice él.
 
La historia de Morton, contada en un documental de CNN, titulada “Un sueño irreal”, pone en la mira a las condenas erróneas en los Estados Unidos. Más de 2.000 personas con condenas erróneas fueron exoneradas entre el año 1989 y 2012, de acuerdo con los datos recopilados por la Universidad de Michigan Escuela de Derecho.
 
Pero el caso de Morton ha abierto brecha que podría afectar casos a nivel nacional.
 
Nota del Editor: La función del fiscal es presentar prueba y acusar. Pretender que él haga el trabajo del jurado es estúpido. El jurado, ante la absoluta ausencia de toda prueba de cargo debió absolver. Si no lo hizo es porque los jurados populares no están capacitados para juzgar. Más de 2000 condenas erróneas en 12 años habla de una condena errónea cada dos días. Eso es el juicio por jurados que EE.UU. exporta al mundo.
 
 
El Diario
"Prueban inocencia de hombre que pasó 25 preso por asesinar a su esposa"
Por Ana de Salvo
7 de diciembre de 2014

17/5/13

EE.UU.: Caso Sacco y Vanzetti

El jurado condena sólo por prejuicios

Sacco y Vanzetti

Ferdinando Nicola Sacco (22 de abril de 1891 – 23 de agosto de 1927) y Bartolomeo Vanzetti (11 de junio de 1888 – 23 de agosto de 1927) eran dos inmigrantes italianos, trabajadores y anarquistas, que fueron juzgados por un jurado popular, sentenciados y ejecutados por electrocución el 23 de agosto de 1927 en Massachusetts por el presunto robo a mano armada y asesinato de dos personas en 1920 en South Braintree, Massachusetts.

Su controvertido juicio atrajo una enorme atención internacional, porque el veredicto del jurado se basó en sentimientos anti-italianos, anti-inmigrantes y anti-anarquistas.


Periódico de la época

Ni Sacco ni Vanzetti tenían antecedentes penales, pero eran conocidos por las autoridades como militantes radicales y adherentes de Luigi Galleani quien se había visto envuelto en el movimiento anarquista, huelgas, agitación política, y propaganda contra la guerra.

Luigi Galleani

Sacco y Vanzetti fueron acusados por los asesinatos de Frederick Parmenter, un encargado de la nómina gubernamental y Alessandro Berardelli, un vigilante de seguridad y del robo de US$ 15.776,51 de la Slater-Morrill Show Company, en Pearl Street en South Braintree, Massachusetts durante la tarde del 15 de abril de 1920. Los dos hombres fueron arrestados en Buffalo, Nueva York el 5 de mayo de 1920.

Sacco era un zapatero nacido en Torremaggiore, Foggia que emigró a los Estados Unidos a los diecisiete años.

Sacco con su mujer Rosina y su hijo Dante

Vanzetti era un pescadero nacido Villafalletto, Cuneo que llegó a los Estados Unidos a los veinte años.

Bartolomeo Vanzetti arrestado

Sospechas de la policía en relación al robo en South Braintree y sobre otro en South Bridgewater se centraban en los italianos anarquistas locales, aunque en realidad pocas pruebas sugerían una conexión entre los crímenes y el movimiento.

En una redada en la que los principales sospechosos escaparon, Sacco y Vanzetti fueron detenidos y enfrentaron un juicio por homicidio en Dedham, Massachusetts por los asesinatos de South Braintreee.

Se realizó el juicio presidido por el juez Webster Thayer, por el fiscal Federick Katzmann y el Defensor Fred Moore.


Webster Thayer

Fred Moore

Federick Katzmann

Vanzetti declaró que había estado vendiendo pescados en el momento en que Braintree era robada.

Sacco decía que había estado en Boston para obtener un nuevo pasaporte del consulado italiano. Según su versión, habría almorzado con algunos amigos en la parte norte de Boston, los cuales testificaron a su favor.

Antes del juicio, el abogado de Sacco, Fred Moore, intentó por todos los medios contactar al empleado del consulado con el cual Sacco decía haber hablado en la tarde del crimen. Un amigo de Moore lo encontró en Italia. El empleado dijo que recordaba a Sacco por la fotografía inusualmente grande que presentó. El empleado también recordaba la fecha: el 15 de abril de 1920. El amigo de Moore intentó que el empleado regresara a Estados Unidos para testificar, pero él, estando enfermo, se rehusó.

Lo que pudo haber sido una coartada por un empleado respetable fue reducido a un testimonio escrito que fue leído en voz alta en la corte y rápidamente cuestionado por la fiscalía, la cual argumentó que la visita de Sacco al consulado no podía establecerse con seguridad. También mencionaron que los compañeros con los que almorzó eran anarquistas.

Una buena parte del juicio se basó en pruebas materiales, notablemente balas, pistolas y una gorra.

Armas secuestradas a los imputados

Los testigos de la fiscalía declararon que la bala de calibre .32 que había matado a Berardelli era de una marca tan obsoleta que las únicas balas similares que se podían encontrar para hacer comparaciones eran aquellas en los bolsillos de Sacco.

La prueba balística, que fue presentada con exhaustivo detalle, era equívoca. El fiscal Katzmann, después de prometer en un inicio que no intentaría relacionar ninguna bala fatal con el arma de Sacco, cambió de parecer después de que la defensa preparara pruebas de tiro con el arma. Sacco, asegurando no tener nada que ocultar, permitió que su arma fuera probada, con expertos de ambos lados presentes, durante la segunda semana del juicio. La fiscalía relacionó las balas disparadas por la pistola con aquellas tomadas de uno de los guardias asesinados. En la corte, dos expertos de la fiscalía juraron que una de las fatales balas, rápidamente llamada Bala III, coincidía con aquellas de la prueba.

Bala III

Dos expertos de la defensa dijeron que las balas no coincidían. Años más tarde, los abogados de la defensa sugerirían que la bala fatal había sido sustituida por la fiscalía. Haciendo notar que los testigos juraban que uno de los ladrones vaciaba su arma en Berardelli, preguntaron: ¿cómo es que sólo una de las cuatro balas encontradas en el fallecido podía venir del arma de Sacco?

Más dudas aún rodeaban al arma de Vanzetti. Ya que todas las balas encontradas en la escena eran calibre .32 y el arma de Vanzetti era calibre .38, no había pruebas directas que relacionaran el arma de Vanzetti con la escena del crimen.

La pieza final de prueba material de la fiscalía era una gorra encontrada en el lugar del crimen que decían había pertenecido a Sacco. Éste se probó la gorra en la corte y, de acuerdo a dos artistas de dos periódicos que publicaron cartones al día siguiente, era demasiado pequeña. Pero Katzmann insistió en que la gorra le quedaba a Sacco y continuó refiriéndose a ella como suya.

Gorra que se adjudicaba a Sacco

Después de deliberar por sólo tres horas y hacer una pausa para cenar, el jurado regresó con el veredicto de culpables.

Algunos prominentes estadounidenses, tales como Felix Frankfurter y Upton Sinclair apoyaron públicamente a los comités ciudadanos de Sacco y Vanzetti en una oposición no exitosa al veredicto. También lo hicieron George Bernard Shaw, Marie Curie, Orson Welles, Miguel de Unamuno y Albert Einstein.

Vanzetti y Sacco (al centro) y Albert Einstein (al fondo) peticionando por Sacco y Vanzetti

Finalmente, como consecuencia el veredicto del jurado popular, Sacco y Vanzetti fueron ejecutados.

Certificado de ejecución de Nicola Sacco

Certificado de ejecución de Bartolomeo Vanzetti

Las ejecuciones de Sacco y Vanzetti generaron protestas masivas en Nueva York, Londres, Ámsterdam y Tokyo, huelgas a través de Sudamérica y disturbios en París, Ginebra, Alemania y Johannesburgo.

Manifestaciones a favor de Sacco y Vanzetti

Cincuenta años después de aquel 23 de agosto (en que fueron ejecutados), Mitchell S. Dukakis, entonces gobernador de Massachusetts, rehabilitó la memoria de los dos italianos. Dukakis reconoció formalmente que Sacco y Vanzetti eran inocentes y que fueron condenados más por sus convicciones políticas y por su condición de inmigrantes que por cualquier prueba fehaciente contra ellos.

Proclama del Gobernador Dukakis

A partir de este desaguisado del jurado popular que condenó a muerte a Sacco y Vanzetti, la mayoría de los partidos políticos socialistas en el mundo han tomado conciencia de los peligros y se han manifestado abiertamente en contra de los juicios por jurado.

Enlace: Versión On Line

Fuente: Wikipedia y otros.

20/11/12

EE.UU.: Caso O. J. Simpson

El jurado juzga por la popularidad

Fotografía de la detención de O. J. Simpson
Portada de la revisa "Time"
 
En 1992 O.J. Simpson se había divorciado de su esposa, Nicole Brown, quien había acusado a Simpson de haberla maltratado.

Antes de la medianoche del 2 de junio de 1994 Nicole fue encontrada sin vida en compañía de su amigo Ronald Goldman, quien trabajaba como modelo y aspiraba a labrarse una carrera como actor.

Ambos habían sido apuñalados en el domicilio de Nicole, situado en la calle Centinela Avenue, dentro del distrito de Brentwood de la ciudad de Los Ángeles (California).

Los hijos de Nicole y Simpson estaban durmiendo en la planta superior de la casa cuando se produjeron los homicidios.

Goldman recibió diecinueve puñaladas, y Nicole dieciocho, una de las cuales le causó un corte de trece centímetros en el cuello.

Las evidencias encontradas en la escena del crimen sugerían que Simpson era el auto del doble crimen.
 
Nicole Simpson y Ronald Godman yacen muertos en un bosquejo realizado por un artista policial.

El juicio comenzó el 24 de enero de 1995 con la acusación, liderada por Marcia Clark, argumentando que Simpson mató a su mujer en un ataque de celos.

Abrió su caso con una llamada telefónica al 911 (número de emergencias en Estados Unidos) realizada por Nicole Brown en 1989, donde expresaba su miedo a que su marido la maltratase físicamente.

La acusación también presentó a expertos que, a partir de huellas genéticas o de un análisis de las pisadas, situaban a Simpson en la escena del crimen. 

Marcia Clark, fiscal cuya carrera se derrumbó con el caso de O. J. Simpson

A las diez de la mañana del 3 de octubre de 1995, tras sólo tres horas de deliberación y frente a una audiencia televisiva de 150 millones de espectadores, el jurado dio el veredicto de "no culpable".

Muchos expertos legales piensan que el proceso de selección del jurado fue crucial para el veredicto final.

Las encuestas demostraban que la opinión sobre la culpabilidad de Simpson eran muy distintas entre la comunidad blanca y la comunidad negra.

La acusación, en vez de realizar el juicio en Santa Mónica, mayoritariamente blanca, lo hizo en Los Ángeles, con un mayor número de afroamericanos. Esto también fue criticado por Bugliosi.

Durante el proceso de selección del jurado, la defensa hizo muy difícil a la acusación elegir a gente de raza blanca, argumentando que rechazar a personas por motivos raciales era algo ilegal.

De acuerdo con los informes de la prensa, la abogada de la acusación Marcia Clarck pensaba que las mujeres, independientemente de la raza, simpatizarían con los casos de violencia doméstica que sufrió Nicole.

Por otro lado, la defensa sugería que las mujeres tendrían más tendencia a absolver, y que las mujeres negras del jurado no serían tan condescendientes con la víctima, una mujer blanca.

De un jurado inicial con un 40% de blancos, 28% de negros, 17% de hispanos y 15% de asiáticos, el jurado final tenía 10 mujeres y 2 hombres, con 8 negros, 2 hispanos, un nativo americano, una mujer blanca con cabello hasta el suelo y otra de piel oscura con cara de india.
 
Dibujo del jurado del juicio a O. J. Simpson por Bill Robles

En suma, no fueron las pruebas las que decidieron el proceso, sino los prejuicios, el racismo, las pasiones y la fama del imputado. Los juicios por jurado son eso: irracionalidad al servicio de la injusticia.
 

Fuente Wikipedia