23/6/15

España: El crimen de Heaven

Para el jurado hay balas que surgen de la nada

Alejandro Muñoz Rojas-Marcos
Víctima del homicidio impune

Extractos:

Han pasado seis años desde la noche del tristemente famoso "crimen de Heaven" en que murió Alejandro Muñoz Rojas-Marcos. Y lo que ha sucedido desde entonces es, quizás, aún más difícil de creer. El asesinato quedó impune. El asesino, que recorrió el centro de Madrid pegando tiros como si estuviera en Vietnam, está libre.

Mientras Alejandro vuelve a "Joy Eslava" desde otra discoteca cercana, Palacio de Gaviria, un hombre, Carlos Monge, dispara a quemarropa al portero de la discoteca Heaven en la cercana plaza de Ópera. Catalin Stefan Craciun, que así se llamaba el portero, muere en el acto, y Monge huye disparando a diestro y siniestro por el mismísimo centro de Madrid, muy cerca de la Puerta del Sol.

Al igual que otros porteros y relaciones públicas, Rojas-Marcos, sobrino del célebre psiquiatra español que ejerce en Nueva York, sale corriendo tras el asesino en una escena cinematográfica si no fuera dramática. A la altura de la calle Arenal, Monge, apodado "El Cuchillos", intenta subirse en un taxi que por allí cruza. El taxista, siquiera por la excitación de la escena, percibe algo raro y pega un acelerón. "El Cuchillos" se ha equivocado al intentar cogerlo, sus perseguidores se le echan encima.

Es en ese momento cuando saca la pistola y dispara, ciego, casi en dirección a la multitud. El asesino corre por Arenal y Rojas-Marcos, al ver a amigos suyos de Heaven intentar darle caza, se une al grupo por un momento.

Trágicamente: Monge se da la vuelta de golpe y dispara en su dirección. Alejandro se percata. Pega un salto. Se contrae de una forma muy particular. Intenta huir de la muerte de tal manera que la bala, el proyectil que le matará, le atraviesa cuatro órganos y los agujeros en su ropa, finalmente, casi no casarán con los de su cuerpo.

La Policía recogió en los alrededores del lugar donde “El cuchillos” mató al portero Cracium un total de “siete vainas dubitadas del 9 mm Parabellum recogidas con ocasión de los disparos que produjeron la muerte de Catalín Stefan Cracium y Alejandro Muñoz Rojas-Marcos. En este mismo documento se afirma rotundamente que las siete vainas dubitadas fueron percutidas por la pistola semiautomática “Glock, modelo 19, con número de serie 5522, del 9 milímetros Parabellum”. Es decir, el mismo arma que la Policía secuestró a Carlos Monge.

A la vaina del proyectil que mató al chaval la Policía no la encontró aquella noche, y tuvo que ser un ciudadano rumano el que la aportara a las pesquisas policiales varias horas después. La defensa de Monge consiguió sembrar la duda con respecto a ella, y logró convencer al jurado: aquella vaina podría no ser la de la bala que mató al chaval.

«Sin embargo, ¿de qué pistola iba a proceder, si no había nadie más disparando aquella noche junto a la Puerta del Sol?», dice el abogado Ansón. «Es evidente que la bala no podía haber salido de ninguna otra arma, e incluso se podría haber analizado la vaina para certificar que procedía de aquella pistola... Es más, muchas veces los tribunales dan por hecho que, en un sitio donde sólo se ha disparado un arma, cualquier víctima lo es de esa misma arma».

El jurado popular, institución temida por demasiados profesionales del Derecho, simplemente no considera a Monge autor de la muerte de Rojas-Marcos. Como si la bala que le mató hubiera podido salir de quién sabe dónde (pero no de la pistola del asesino). Pese a los testimonios de varios testigos que le vieron disparando. Contra toda lógica. La muerte de Rojas-Marcos fue gratis, y aún lo es hoy.

Pilar Rojas-Marcos
Madre de la víctima

La madre Pilar Rojas-Marcos no entiende nada. Declaró: "No me lo creía. Fue como un... [a punto de llorar] Me parecía como si estuviéramos en el Tercer Mundo. Con los testigos, con todas las cámaras, con este sujeto disparando a diestro y siniestro... Aún es el día de hoy y todavía no me lo creo, me parece de una irracionalidad... Es que es tremendo, ¿no? Que alguien pueda asesinar así y quede impune, en pleno siglo XXI en la calle Arenal. Le quitan la vida a un estudiante de 24 años y no pasa nada... Es tremendo pero éste es el país que tenemos".

Enlace: Versión On Line 1 y 2

Nadie juzgó la muerte de Alejandro Rojas-Marcos
Por Jesús Mendoza
El Estrella Digital
27 de noviembre de 2013

La muerte impune de Alejandro Muñoz Rojas-Marcos
Por Quico Alsedo y Pablo Herraiz
El Mundo
23 de junio de 2015