El jurado condena sólo por prejuicios
Sacco y Vanzetti |
Ferdinando Nicola Sacco (22 de abril de 1891 – 23 de agosto de 1927) y Bartolomeo Vanzetti (11 de junio de 1888 – 23 de agosto de 1927) eran dos inmigrantes italianos, trabajadores y anarquistas, que fueron juzgados por un jurado popular, sentenciados y ejecutados por electrocución el 23 de agosto de 1927 en Massachusetts por el presunto robo a mano armada y asesinato de dos personas en 1920 en South Braintree, Massachusetts.
Su controvertido juicio atrajo una enorme atención internacional, porque el veredicto del jurado se basó en sentimientos anti-italianos, anti-inmigrantes y anti-anarquistas.
Ni Sacco ni Vanzetti tenían antecedentes penales, pero eran conocidos por las autoridades como militantes radicales y adherentes de Luigi Galleani quien se había visto envuelto en el movimiento anarquista, huelgas, agitación política, y propaganda contra la guerra.
Luigi Galleani |
Sacco y Vanzetti fueron acusados por los asesinatos de Frederick Parmenter, un encargado de la nómina gubernamental y Alessandro Berardelli, un vigilante de seguridad y del robo de US$ 15.776,51 de la Slater-Morrill Show Company, en Pearl Street en South Braintree, Massachusetts durante la tarde del 15 de abril de 1920. Los dos hombres fueron arrestados en Buffalo, Nueva York el 5 de mayo de 1920.
Sacco era un zapatero nacido en Torremaggiore, Foggia que emigró a los Estados Unidos a los diecisiete años.
Vanzetti era un pescadero nacido Villafalletto, Cuneo que llegó a los Estados Unidos a los veinte años.
Sospechas de la policía en relación al robo en South Braintree y sobre otro en South Bridgewater se centraban en los italianos anarquistas locales, aunque en realidad pocas pruebas sugerían una conexión entre los crímenes y el movimiento.
En una redada en la que los principales sospechosos escaparon, Sacco y Vanzetti fueron detenidos y enfrentaron un juicio por homicidio en Dedham, Massachusetts por los asesinatos de South Braintreee.
Se realizó el juicio presidido por el juez Webster Thayer, por el fiscal Federick Katzmann y el Defensor Fred Moore.
En una redada en la que los principales sospechosos escaparon, Sacco y Vanzetti fueron detenidos y enfrentaron un juicio por homicidio en Dedham, Massachusetts por los asesinatos de South Braintreee.
Se realizó el juicio presidido por el juez Webster Thayer, por el fiscal Federick Katzmann y el Defensor Fred Moore.
Webster Thayer |
Fred Moore |
Federick Katzmann |
Vanzetti declaró que había estado vendiendo pescados en el momento en que Braintree era robada.
Sacco decía que había estado en Boston para obtener un nuevo pasaporte del consulado italiano. Según su versión, habría almorzado con algunos amigos en la parte norte de Boston, los cuales testificaron a su favor.
Antes del juicio, el abogado de Sacco, Fred Moore, intentó por todos los medios contactar al empleado del consulado con el cual Sacco decía haber hablado en la tarde del crimen. Un amigo de Moore lo encontró en Italia. El empleado dijo que recordaba a Sacco por la fotografía inusualmente grande que presentó. El empleado también recordaba la fecha: el 15 de abril de 1920. El amigo de Moore intentó que el empleado regresara a Estados Unidos para testificar, pero él, estando enfermo, se rehusó.
Sacco decía que había estado en Boston para obtener un nuevo pasaporte del consulado italiano. Según su versión, habría almorzado con algunos amigos en la parte norte de Boston, los cuales testificaron a su favor.
Antes del juicio, el abogado de Sacco, Fred Moore, intentó por todos los medios contactar al empleado del consulado con el cual Sacco decía haber hablado en la tarde del crimen. Un amigo de Moore lo encontró en Italia. El empleado dijo que recordaba a Sacco por la fotografía inusualmente grande que presentó. El empleado también recordaba la fecha: el 15 de abril de 1920. El amigo de Moore intentó que el empleado regresara a Estados Unidos para testificar, pero él, estando enfermo, se rehusó.
Lo que pudo haber sido una coartada por un empleado respetable fue reducido a un testimonio escrito que fue leído en voz alta en la corte y rápidamente cuestionado por la fiscalía, la cual argumentó que la visita de Sacco al consulado no podía establecerse con seguridad. También mencionaron que los compañeros con los que almorzó eran anarquistas.
Una buena parte del juicio se basó en pruebas materiales, notablemente balas, pistolas y una gorra.
Los testigos de la fiscalía declararon que la bala de calibre .32 que había matado a Berardelli era de una marca tan obsoleta que las únicas balas similares que se podían encontrar para hacer comparaciones eran aquellas en los bolsillos de Sacco.
La prueba balística, que fue presentada con exhaustivo detalle, era equívoca. El fiscal Katzmann, después de prometer en un inicio que no intentaría relacionar ninguna bala fatal con el arma de Sacco, cambió de parecer después de que la defensa preparara pruebas de tiro con el arma. Sacco, asegurando no tener nada que ocultar, permitió que su arma fuera probada, con expertos de ambos lados presentes, durante la segunda semana del juicio. La fiscalía relacionó las balas disparadas por la pistola con aquellas tomadas de uno de los guardias asesinados. En la corte, dos expertos de la fiscalía juraron que una de las fatales balas, rápidamente llamada Bala III, coincidía con aquellas de la prueba.
La prueba balística, que fue presentada con exhaustivo detalle, era equívoca. El fiscal Katzmann, después de prometer en un inicio que no intentaría relacionar ninguna bala fatal con el arma de Sacco, cambió de parecer después de que la defensa preparara pruebas de tiro con el arma. Sacco, asegurando no tener nada que ocultar, permitió que su arma fuera probada, con expertos de ambos lados presentes, durante la segunda semana del juicio. La fiscalía relacionó las balas disparadas por la pistola con aquellas tomadas de uno de los guardias asesinados. En la corte, dos expertos de la fiscalía juraron que una de las fatales balas, rápidamente llamada Bala III, coincidía con aquellas de la prueba.
Dos expertos de la defensa dijeron que las balas no coincidían. Años más tarde, los abogados de la defensa sugerirían que la bala fatal había sido sustituida por la fiscalía. Haciendo notar que los testigos juraban que uno de los ladrones vaciaba su arma en Berardelli, preguntaron: ¿cómo es que sólo una de las cuatro balas encontradas en el fallecido podía venir del arma de Sacco?
Más dudas aún rodeaban al arma de Vanzetti. Ya que todas las balas encontradas en la escena eran calibre .32 y el arma de Vanzetti era calibre .38, no había pruebas directas que relacionaran el arma de Vanzetti con la escena del crimen.
La pieza final de prueba material de la fiscalía era una gorra encontrada en el lugar del crimen que decían había pertenecido a Sacco. Éste se probó la gorra en la corte y, de acuerdo a dos artistas de dos periódicos que publicaron cartones al día siguiente, era demasiado pequeña. Pero Katzmann insistió en que la gorra le quedaba a Sacco y continuó refiriéndose a ella como suya.
Más dudas aún rodeaban al arma de Vanzetti. Ya que todas las balas encontradas en la escena eran calibre .32 y el arma de Vanzetti era calibre .38, no había pruebas directas que relacionaran el arma de Vanzetti con la escena del crimen.
La pieza final de prueba material de la fiscalía era una gorra encontrada en el lugar del crimen que decían había pertenecido a Sacco. Éste se probó la gorra en la corte y, de acuerdo a dos artistas de dos periódicos que publicaron cartones al día siguiente, era demasiado pequeña. Pero Katzmann insistió en que la gorra le quedaba a Sacco y continuó refiriéndose a ella como suya.
Después de deliberar por sólo tres horas y hacer una pausa para cenar, el jurado regresó con el veredicto de culpables.
Algunos prominentes estadounidenses, tales como Felix Frankfurter y Upton Sinclair apoyaron públicamente a los comités ciudadanos de Sacco y Vanzetti en una oposición no exitosa al veredicto. También lo hicieron George Bernard Shaw, Marie Curie, Orson Welles, Miguel de Unamuno y Albert Einstein.
Algunos prominentes estadounidenses, tales como Felix Frankfurter y Upton Sinclair apoyaron públicamente a los comités ciudadanos de Sacco y Vanzetti en una oposición no exitosa al veredicto. También lo hicieron George Bernard Shaw, Marie Curie, Orson Welles, Miguel de Unamuno y Albert Einstein.
Finalmente, como consecuencia el veredicto del jurado popular, Sacco y Vanzetti fueron ejecutados.
Certificado de ejecución de Nicola Sacco |
Certificado de ejecución de Bartolomeo Vanzetti |
Las ejecuciones de Sacco y Vanzetti generaron protestas masivas en Nueva York, Londres, Ámsterdam y Tokyo, huelgas a través de Sudamérica y disturbios en París, Ginebra, Alemania y Johannesburgo.
Cincuenta años después de aquel 23 de agosto (en que fueron ejecutados), Mitchell S. Dukakis, entonces gobernador de Massachusetts, rehabilitó la memoria de los dos italianos. Dukakis reconoció formalmente que Sacco y Vanzetti eran inocentes y que fueron condenados más por sus convicciones políticas y por su condición de inmigrantes que por cualquier prueba fehaciente contra ellos.
Proclama del Gobernador Dukakis |
A partir de este desaguisado del jurado popular que condenó a muerte a Sacco y Vanzetti, la mayoría de los partidos políticos socialistas en el mundo han tomado conciencia de los peligros y se han manifestado abiertamente en contra de los juicios por jurado.
Enlace: Versión On Line
Fuente: Wikipedia y otros.
En los EEUU –año 1927– Sacco y Vanzetti habían sido condenados a ser quemados vivos en la silla eléctrica, como consecuencia de un juicio penal sin las mínimas garantías, destinadas a asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso.
ResponderEliminarLa decisión del Jurado, no aparece apoyada en ninguna consideración referida a las razones de carácter objetivo que pudieron formar esa convicción. No satisfizo el concepto de sentencia como forma sustancial del juicio; sino que cerró a los acusados toda posibilidad de establecer si la decisión era, en verdad, el resultado de una correcta aplicación de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica fundada en hechos debidamente comprobados, o fuera, simplemente, resultado del mero arbitrio judicial.
La muerte de Sacco y Vanzetti constituyó un asesinato a sangre fría, con todas las agravantes